En el campo de la construcción, en la política y en la ciencia, muchas mexicanas luchan por el respeto que se merecen, tirando prejuicios y resistiendo embates, las más veces, en el anonimato.
Las mujeres perciben como salario 46% menos por hacer el mismo tipo de trabajo que los hombres, participan 42% menos en la fuerza laboral, y con respecto a los ingresos, las mexicanas reciben 54% menos que los hombres, de acuerdo con el Gender Gap Index 2014.
Sobre el nivel de escolaridad, la relación entre hombres y mujeres en México es relativamente equitativa en la educación básica y media superior, incluso con tendencia a favorecer a las niñas; sin embargo, es en el nivel superior en que la balanza se inclina a favor de los hombres, con un ingreso de 28 mujeres por cada 30 varones.
Un artículo publicado recientemente por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) en su sitio web, relativo a la paridad de género, indica que la debilidad económica de Estados Unidos ha afectado más a las mujeres graduadas que a los hombres. En 2015, las jóvenes egresadas de una carrera universitaria ganarán, en promedio, 15.7% menos que sus contrapartes masculinas.
El índice posiciona a México en el lugar 88 en lo que respecta a la categoría de Trabajadores Profesionales y Técnicos: por cada 55 hombres laborando en estos niveles, sólo hay 45 mujeres. Esta tendencia se incrementa particularmente en los campos que tradicionalmente son masculinos.
¿Sólo para hombres?
Olga, con carrera trunca en ingeniería mecánica, aprendió a operar muy bien la retroexcavadora. Fue tan notorio su trabajo que una empresa concretera en Chiapas decidió emplearla. Ella no se conformó con sólo saber operar esa compleja máquina; aprendió a manejar la excavadora. ¿Otros atributos? Mantenía limpias y en buen estado las máquinas, aprendió a darles mantenimiento y cambiarles las mangueras. La cereza del pastel fue que ella no hacía “san lunes” (no faltaba a trabajar el primer día de la semana), a diferencia de casi todos sus compañeros en la empresa.
El gusto le duró 11 meses. Olga tuvo que dejar el trabajo porque sus compañeros la acosaban continuamente y la descalificaban. La razón de ese maltrato: era muy responsable. No obstante, su salario siempre fue menor que el de sus colegas.
Ella es una de las aproximadamente 600 mujeres que trabajan en el sector de la construcción de un universo de 11,000 (de los afiliados a la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, CMIC). Pero, ¿por qué una mujer querría trabajar en este sector en el que tradicionalmente participan hombres? Por dos razones: hay quienes son muy hábiles en estas actividades y lo disfrutan, y porque representa una posibilidad más de tener un ingreso económico.
El sector de la construcción es uno de los más duros para que las mujeres participen. Aquí el tema es totalmente cultural, explica Maribel Miceli Maza, coordinadora ejecutiva nacional de mujeres empresarias de la CMIC.
Miceli Maza tiene como objetivo lograr que cada vez más mujeres se integren en el sector de la construcción, pero no sólo en las áreas administrativas, sino en actividades como plomería, soldadura, electricidad, acabados y en la operación de retroexcavadoras.
La historia inició en 2011. Miceli Maza invitó a un grupo de mujeres, también constructoras afiliadas a la CMIC, delegación Chiapas, y les propuso organizarse para apoyar a mujeres en condición de pobreza. El objetivo era capacitarlas en oficios no tradicionales para incorporarlas como obreras y que tuvieran oportunidad de incrementar sus ingresos, mejorar sus condiciones de vida: “Se trataba y se trata de romper paradigmas y mejorar las condiciones económicas de las mujeres que más lo necesitan”, dice.
Miceli Maza, quien es también la primera mujer que participa en la Comisión Ejecutiva Nacional desde su fundación y que representa a las Mujeres Constructoras afiliadas, tiene un claro objetivo, igualdad de oportunidades. Fácil no es y ella misma reconoce que lograrlo todavía está en un punto muy lejano.
Los cursos se ofrecen en más de 15 estados a través de los municipios, con aulas móviles y unidades equipadas para impartir los talleres. También a través del Instituto de Capacitación de la Industria de la Construcción y en el caso del Distrito Federal a través del Instituto de las Mujeres, Inmujer.
Los más reacios son los empresarios de la construcción. Al respecto, quieren sumar voluntades: “Yo tengo la confianza de que si lo hacemos de manera coordinada con los tres niveles de gobierno, también ellos van a sentirse comprometidos. Ser mujer no es una discapacidad, pero no tener las mismas oportunidades que los hombres nos pone en condición de vulnerabilidad”, dice.
El objetivo es lograr que por lo menos 10% de la plantilla laboral para el desarrollo de obra pública sean mujeres y aquí, explica, el gobierno juega un papel muy importante. A la fecha se han formado más de 2,000 mujeres en todo el país y el reto continúa siendo garantizarles trabajo.
Este artículo es un extracto de la publicación realizada por Por Ana Paula Flores, Gabriela Guerra Rey y Ruth Mata, para la revista Forbes México. El artículo completo está disponible en http://www.forbes.com.mx/que-hacen-las-mujeres-en-mexico-para-conquistar-la-igualdad/